El conocimiento ordinario es el conocimiento disponible, el cual no es suficiente para la ciencia, pero que sin embargo es una base para ella, pues es necesario tener algún tipo de conocimiento por muy pequeño que sea, para poder formularse las preguntas que van a dar paso a una investigación científica.
Este conocimiento no es especializado, aunque se llega a él por medio de los métodos de la ciencia, puede someterse a prueba, enriquecerse y superarse.
Las investigaciones se encargan de corregir o rechazar el conocimiento ordinario para enriquecerlo gracias a los resultados de la ciencia. A su vez la ciencia crece a partir del conocimiento común, cuando la experiencia no plantea ni resuelve problemas, entra en acción la ciencia, inventando y arriesgando conjeturas más allá del conocimiento ordinario.
Este tipo de conocimiento aspira a ser racional y objetivo ya que es crítico, racional, busca coherencia y se adapta a los hechos antes de hacer especulaciones sin control. Sin embargo, esta objetividad es limitada porque está muy relacionada con la percepción y la acción.
Las tres clases de conocimiento ordinario
Conocimiento técnico
Es un conocimiento especializado que se encuentra en las artes y en las habilidades profesionales, este conocimiento no es científico.
Protociencia
Es el trabajo cuidadoso y sin objetivo teorético de la observación y la experimentación. También es llamado ciencia embrionaria.
Pseudociencia
Creencias y prácticas que se autodenominan ciencia aunque no posean el planteamiento, las técnicas y los conocimientos de la ciencia. Por ejemplo el espiritismo y el psicoanálisis.
Estos conocimientos ordinarios no son ciencia propiamente, pero la ciencia se vale de ellos para avanzar en sus investigaciones.
El conocimiento ordinario posee una serie de generalizaciones empíricas en torno a la cual se organiza gran parte de la vida cotidiana del ser humano.
Algunas de sus características son: que este conocimiento se refiere principalmente a acontecimientos de la vida cotidiana, no presupone un conocimiento especializado, no se somete a contrastaciones metódicas, por lo general realiza inducciones, es decir, resúmenes de hechos observados o inferidos, no es sistemático, es aislado, etc.
El conocimiento ordinario hace uso de la evidencia directa, esta se emplea para apoyar o destruir generalizaciones empíricas de nivel bajo.
Este conocimiento se relaciona, en cuanto a lo que se refiere a la apariencia, con la teoría filosófica del fenomenalismo, esta consiste en que todo lo que conocemos de la realidad son apariencias ya que ignoramos lo que puedan ser las cosas en sí mismas.
Bibliografía.
Mario Bunge, Manuel Sacristán. La investigación científica: su estrategia y su filosofía.