La convivencia es un término que hace notar la coexistencia o cohabitación entre al menos dos individuos que comparten el mismo espacio vital, compartiendo distintas cosas en común, por tanto, es un término de carácter social preferentemente aplicable a los animales mamíferos, aunque biológicamente, se dice que algunas plantas también conviven entre sí.
La convivencia es una de las primicias fundamentales de toda sociedad humana ya que sus miembros deben aprender a convivir para que esta funcione en un marco de respeto social, tolerancia y trabajo en común para un fin colectivo. También entre grupos pequeños como el núcleo familiar y más específicamente con las parejas sentimentales se aplica este término que implica la cohabitación pacífica. Entre naciones y más en el territorio de las Relaciones Internacionales, la concordia es conocida también como una convivencia pacífica, ya que todos los países cohabitan dentro de los continentes, y estos a su vez dentro del globo terráqueo.
El verbo de este sustantivo sería el de convivir que, remitiéndonos a su significado esencial, indica el acto de cohabitar o coexistir, lo que inmediatamente plantea la noción de grupo y de pertenencia a un grupo en el cual se convive.
La convivencia pacífica en la política internacional se utiliza especialmente sobre las relaciones entre la ex Unión Soviética y el Occidente capitalista. El término fue acuñado por Lenin (1920), pero llegó en su posterior utilización en la década de 1950, especialmente después del discurso del jefe del partido socialista soviético Nikita Jruschov dentro del 20º Congreso de 1956, Jrushchov sostuvo que después del desarrollo de armas nucleares entre países con sistemas políticos dispares, la convivencia pacífica se volvía necesaria y deseable. Él marcó con ello también el comienzo de la disminución de la Guerra Fría, la idea de una convivencia más permanente encontró resistencia sin embargo considerable entre los comunistas más doctrinarios (por ejemplo, los chinos) y entre algunos grupos en occidente.