El mantenimiento correctivo, ocasionalmente llamado «mantenimiento de fracaso«, es una política de mantenimiento que proporciona una reparación, sustitución o revisión, sólo si se ha producido un fracaso previo que no pudo haber sido previsto antes de la ejecución.
La acción de dar o no un mantenimiento correctivo a un proyecto, está subordinado a la expectativa de que ocurriese o no una falla que pudiera implicar la sustitución de las piezas del equipo.
Durante el mantenimiento correctivo se puede ejecutar una operación de «recuperación» que muestre el rendimiento del sistema en el nivel que tenía antes de que ocurriese la falla en un componente para establecer parámetros comparativos.
El mantenimiento correctivo puede suceder en dos fases: de manera inmediata o de manera diferida. En el primer caso, se debe ejecutar la reparación de la falla justo en el momento que se detecta para evitar algún tipo de pérdida o daño considerable.
En cambio, el mantenimiento correctivo diferido requiere de un tiempo especial destinado para la solución total de la falla. Puede implicar la sustitución de piezas, reemplazo de ellas, cambio en el diseño o en la estructura, etc., aunque generalmente no es común ver realmente cambios sustanciales en este proceso pues podría dar lugar a nuevos fallos que desajusten presupuestos y tiempos.
En el sentido estricto del significado del término “Mantenimiento” lo definiríamos de manera literal como la conservación que buscamos de algo para tenerlo en un estado adecuado.
El mantenimiento correctivo no contribuye a aumentar el valor del sistema o para mejorar su rendimiento, sino simplemente sirve para el restablecimiento de la situación anterior como siempre sucede en el mantenimiento incidental, pero no solo en sentido estricto, porque también puede ocurrir lo mismo con el mantenimiento preventivo.
El mantenimiento correctivo se opone al mantenimiento paliativo, precisamente donde el mantenimiento ayuda a aumentar el valor del sistema o para la mejora del rendimiento.